Abonar correctamente no es una tarea rutinaria.
Para establecer un plan de abonado racional y respetuoso con el medio ambiente, es necesario tener en cuenta la fertilidad del suelo, el estado nutritivo y el potencial de producción de los arboles, la disponibilidad de agua en el suelo, las necesidades de la hierba de cobertura del suelo, las aportaciones del agua de riego y, finalmente, la fertilización realizada en años anteriores y las cosechas obtenidas.
El aspecto de los árboles y su sintomatología, junto con los análisis foliares y análisis de suelo, son las herramientas con que contamos para establecer y modificar los programas de fertilización.
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